viernes, agosto 31, 2007

Martí

"La gratitud, como ciertas flores, no se da en la altura y mejor reverdece en la tierra buena de los humildes."

José Martí

martes, agosto 28, 2007

Re-flexiones.

Re-flexiono, re-flexiono,
re-flexiono las rodillas,
el coxis o rabadilla
y me encorbo como un mono.
Ya no me gano ni un bono
con mi esfuerzo militante.
Ya no hay palante y palante,
ni azúcar para un milordo.
!Me he sacado el premio gordo!
¿hasta cuando? !comandante!

domingo, agosto 19, 2007

La Muerte del Patriarca

...y todo el mundo estaba al mediodía como esperando a que amaneciera porque él había muerto como estaba anunciado en los lebrillos de muerte natural durante el sueño pero los altos mandos demoraban la noticia mientras trataban de dirimir en conciliábulos sangrientos sus pugnas atrasadas...

...Tampoco aquella vez se divulgó la noticia de inmediato, al contrario de lo que él esperaba, sino que transcurrieron muchas horas de prudencia, de averiguaciones sigilosas, de componendas secretas entre los herederos del régimen que trataban de ganar tiempo desmintiendo el rumor de la muerte con toda clase de versiones contrarias, sacaron a la calle del comercio a su madre Bendición Alvarado para que comprobáramos que no tenia cara de duelo...


...mientras él se preguntaba confundido en su escondite qué ha pasado en el mundo que nada se alteraba con la patraña de su muerte, cómo es que había salido el sol y había vuelto a salir sin tropezar, por qué este aire de domingo, madre, por qué el mismo calor sin mí, se preguntaba asombrado, cuando sonó un cañonazo intempestivo en la fortaleza del puerto y empezaron los dobles de las campanas maestras de la catedral y subió hasta la casa civil la tropelina de las muchedumbres que se alzaban del marasmo secular con la noticia más grande del mundo, y entonces entreabrió la puerta del dormitorio y se asomó a la sala de audiencias y se vio a sí mismo en cámara ardiente más muerto y más ornamentado que todos los papas muertos de la cristiandad, herido por el horror y la vergüenza de su propio cuerpo de macho militar acostado entre las flores, la cara lívida de polvo, los labios pintados, las duras manos de señorita impávida sobre el pectoral blindado de medallas de guerra, el fragoroso uniforme de gala con los diez soles crepusculares de general del universo que alguien le había inventado después de la muerte, el sable de rey de la baraja que no había usado jamás, las polainas de charol con dos espuelas de oro, la vasta parafernalia del poder y las lúgubres glorias marciales reducidas a su tamaño humano de maricón yacente, carajo, no puede ser que ése soy yo, se dijo enfurecido, no es justo, carajo, se dijo, contemplando el cortejo que desfilaba en torno de su cadáver, y por un instante olvidó los propósitos turbios de la farsa y se sintió ultrajado y disminuido por la inclemencia de la muerte ante la majestad del poder, vio la vida sin él, vio con una cierta compasión cómo eran los hombres desamparados de su autoridad, vio con una inquietud recóndita a los que sólo habían venido por descifrar el enigma de si en verdad era él o no era él, vio a un anciano que le hizo un saludo masónico de los tiempos de la guerra federal, vio un hombre enlutado que le besó el anillo, vio una colegiala que le puso una flor, vio una vendedora de pescado que no pudo resistir la verdad de su muerte y esparció por los suelos la canasta de pescados frescos y se abrazó al cadáver perfumado llorando a gritos que era él, Dios mío, qué va a ser de nosotros sin él, lloraba, de modo que era él, gritaban, era él, gritó la muchedumbre sofocada en el sol de la Plaza de Armas, y entonces se interrumpieron los dobles y las campanas de la catedral y las de todas las iglesias anunciaron un miércoles de júbilo, estallaron cohetes pascuales, petardos de gloria, tambores de liberación, y él vio a los grupos de asalto que se metieron por las ventanas ante la complacencia callada de la guardia, vio los cabecillas feroces que dispersaron a palos el cortejo y tiraron por el suelo a la pescadera inconsolable, vio a los que se encarnizaron con el cadáver, los ocho hombres que lo sacaron de su estado inmemorial y de su tiempo quimérico de agapantos y girasoles y se lo llevaron a rastras por las escaleras, los que desbarataron la tripamenta de aquel paraíso de opulencia y desdicha que creían destruir para siempre destruyendo para siempre la madriguera del poder, derribando capiteles dóricos de cartón de piedra, cortinas de terciopelo y columnas babilónicas coronadas con palmeras de alabastro, tirando jaulas de pájaros por las ventanas, el trono de los virreyes, el piano de cola, rompiendo criptas funerarias de cenizas de próceres ignotos y gobelinos de doncellas dormidas en góndolas de desilusión y enormes óleos de obispos y militares arcaicos y batallas navales inconcebibles, aniquilando el mundo para que no quedara en la memoria de las generaciones futuras ni siquiera un recuerdo ínfimo de la estirpe maldita de las gentes de armas, y luego se asomó a la calle por las rendijas de las persianas para ver hasta dónde llegaban los estragos de la defenestración y con una sola mirada vio más infamias y más ingratitud de cuantas habían visto y llorado mis ojos desde mi nacimiento, madre, vio a sus viudas felices que abandonaban la casa por las puertas de servicio llevando de cabestro las vacas de mis establos, llevándose los muebles del gobierno, los frascos de miel de tus colmenas, madre, vio a sus sietemesinos haciendo músicas de júbilo con los trastos de la cocina y los tesoros de cristalería y los servicios de mesa de los banquetes de pontifical cantando a grito callejero se murió mi papá, viva la libertad, vio la hoguera encendida en la Plaza de Armas para quemar los retratos oficiales y las litografías de almanaques que estuvieron a toda hora y en todas partes desde el principio de su régimen, y vio pasar su propio cuerpo arrastrado que iba dejando por la calle un reguero de condecoraciones y charreteras, botones de dormán, hilachas de brocados y pasamanería de alamares y borlas de sables de barajas y los diez soles tristes de rey del universo, madre, mira cómo me han puesto, decía, sintiendo en carne propia la ignominia de los escupitajos y las bacinillas de enfermos que le tiraban al pasar desde los balcones, horrorizado por la idea de ser descuartizado y digerido por los perros y los gallinazos entre los aullidos delirantes y los truenos de pirotecnia del carnaval de mi muerte...

...aunque en realidad los últimos oráculos que regían su destino eran los letreros anónimos escritos en las paredes de los excusados del personal de servicio, en los cuales descifraba las verdades recónditas que nadie se hubiera atrevido a revelarle...

...los hierros de la catedral anunciaban el duelo, todo se había acabado antes que él, nos habíamos extinguido hasta el último soplo en la espera sin esperanza de que algún día fuera verdad el rumor reiterado y siempre desmentido de que había por fin sucumbido a cualquiera de sus muchas enfermedades de rey, y sin embargo no lo creíamos ahora que era cierto, y no porque en realidad no lo creyéramos sino porque ya no queríamos que fuera cierto, habíamos terminado por no entender cómo seriamos sin él, qué sería de nuestras vidas después de él...

...era apenas el temblor de unos labios taciturnos, el adiós fugitivo de un guante de raso de la mano de nadie de un anciano sin destino que nunca supimos quién fue, ni cómo fue, ni si fue apenas un infundio de la imaginación, un tirano de burlas que nunca supo dónde estaba el revés y dónde estaba el derecho de esta vida que amábamos con una pasión insaciable que usted no se atrevió ni siquiera a imaginar por miedo de saber lo que nosotros sabíamos de sobra que era ardua y efímera pero que no había otra, general, porque nosotros sabíamos quiénes éramos mientras él se quedó sin saberlo para siempre con el dulce silbido de su potra de muerto viejo tronchado de raíz por el trancazo de la muerte, volando entre el rumor oscuro de las últimas hojas heladas de su otoño hacia la patria de tinieblas de la verdad del olvido, agarrado de miedo a los trapos de hilachas podridas del balandrán de la muerte y ajeno a los clamores de las muchedumbres frenéticas que se echaban a las calles cantando los himnos de júbilo de la noticia jubilosa de su muerte y ajeno para siempre jamás a las músicas de liberación y los cohetes de gozo y las campanas de gloria que anunciaron al mundo la buena nueva de que el tiempo incontable de la eternidad había por fin terminado.

(Fragmentos de El Otoño del Patriarca de Gabriel García Márquez)

sábado, agosto 18, 2007

Ante El Escorial



En mi segunda vez en El Escorial he anotado algunas observaciones, digamos pintorescas, como que la tumba de los reyes está llena, o como decimos nosotros, ya La Habana no aguanta más, así que no se sabe que va a pasar ante el hecho biológico del actual monarca. Otro dato es que El Escorial fue construido en un poco más que una veintena de años, según la guía todo un record logrado principalmente a que las canteras de granito estaban muy cerca y en mi opinión también a la sobriedad del diseño, tan árido como España y el rey que lo mandó a construir. Es curioso también como la obra de arquitectura más importante y bella que incluso ha sido propuesta como maravilla moderna, la Alhambra de Granada fue construida por los árabes. Otra curiosidad es que en las inscripciones en números romanos más antiguas el número cuatro era representado como IIII y no como es usual hoy día IV. ¿No sabrían contar en Romano en aquella época?

Debido a esta sobriedad o aridez de la construcción quizás lo más interesante de comentar es algunas obras pictóricas, por ejemplo que en La Última Cena de Tiziano aparece un turco, que por cierto es el personaje mejor representado de la cena a la que evidentemente no estaba invitado. Al lado de La Última Cena aparece La Conversión de Magdalena del Tintoretto que para ser coherentes bien podríamos llamar "El Último Palo". Otra curiosidad es una foto de una pintura de autor anónimo titulada "Bajada de Jesús al Limbo" que me resultó un poco contradictoria con ciertas decisiones papales recientes.

Quizás lo más interesante del tema pictórico en El Escorial, está relacionado con la gran obra del Greco sobre el martirio de Mauricio. El gran pintor desarrolló una versión de la historia resaltando algunas otras escenas que la propia del martirio en incluyó algunos personajes contemporáneos vestidos de armas. Al rey no le gustó la versión y colocó la pintura en un lugar secundario mientras El Greco perdía definitivamente la oportunidad de granjearse el mecenazgo real. En definitiva que era demasiado artista para tan poco rey. Un rey tan insulso como una pintura de Paolo Veronés.

Diccionario del Díscolo

General: 1º Comandante de perfil bajo. 2º Modelo chino de Comandante. 3º Comandante en versión gay. 4º Seudónimo de Comandante en Alcohólicos Anónimos. 5ª Comandante de cuatro estrellas o, más bien, Comandante sin estrella. 6º Comandante de repuesto. 7º Comandante light. 8º Comandante descafeinado. 9º Comandante en funciones cuando el Comandante está en disfunciones. 10º Hijo de la madre que parió al Comandante. 11º Bonsai de Caguairán. 12º Comandante a plazos.

miércoles, agosto 15, 2007

Al moribundo blogger-commander

Abuelito en Abuelita
ha devenido escritor
desde que el mortis rigor
le invade su maquinita.
Ya ni Ramonet lo cita,
Lula y Kirshner pasan de él.
Ya no lo llaman Fidel,
sino el modelo de Adidas.
Le han hecho más despedidas
que al morocho de Gardel.

Primero condenó a muerte
a millones de personas.
!Qué contenta la pelona
se puso con esta suerte!
“Ganas tenía de verte,
-le dijo al omnipresente-
pero ve teniendo en mente
que no tengo apuro alguno,
me los llevo de uno en uno,
yo no quiero contingente”

Corta y pega el abuelito
despotrica y persevera.
Viviendo en una nevera
lo tienen conservadito.
Lo mismo flauta que pito
reflexiona largo y corto
y me tiene más que absorto
con el cambio de su bola
pues el fruto de su trola
más que nacido es aborto.

Está en fase Terminal
su enérgica verborrea,
mezcla de verbo y diarrea
de desenlace fatal.
Y pretende el general,
que lleva un año esperando,
pa que el muerto siga andando:
“Que le pongan cuatro tuercas
el corazón de una puerca
y grasa de vez en cuando”

Lo van cercando rumores
de que ya ha guindado el piojo
y si no, que está en remojo
el final de sus humores.
Ya no hay toque de tambores,
ni azabaches, ni velitas
ni liturgias, ni conguitas
que impidan el fatal hecho:
“que vaya dejando el lecho
pa´ otro que lo necesita”

lunes, agosto 06, 2007

Apuntes para un poema que iba a salir muy triste

Plaza Mayor coscurante,
en Agosto plena llama.
De gorriones y palomas
se me va llenando el alma,
del marrón de las paredes
y el blancor de las ventanas.
El olor de los orines
me llega desde la Habana.

(cuarenta y tres grados sombra
y un millón de grados sol
van derritiendo las horas
en la abulia del reloj,
debajo de aquellas cruces
de la gran casa de Dios)

Guiris de melena rubia
con sus shores y sandalias,
rumanas de ojos tristes,
ecuatorianas muy flacas,
el precio de la cerveza
a cuatro pavos la jarra
y las oscuras raices
de la pradera africana
crecen obtinadamente
en el Madrid de los Autrias.

Ya tengo un piso en Atocha,
no llega a una quinta planta,
entre Ecuador y Marruecos,
contiguo a una sevillana.

Tropiezo con cuatro suecos,
me maldice una gitana
que va diciendo la suerte,
pero mi suerte se acaba
y dicen, los que me han visto,
que tengo muy mala estampa.