“¿Qué es el amor?”
¿Qué es el amor? –pregunto
¿Qué es el amor verdadero?
¿Fue el último o fue el primero
el confeso o el presunto?
Viene el peliagudo asunto
rondándome la cabeza
pero me falta destreza
intelectual estatura
¿El amor todo lo cura?
Ni Dios sabe con certeza.
“Sabe el poeta de amores”
"Si no recuerdas la más ligera locura en que el amor te hizo caer, no has amado."
William Shakespeare
Sabe el poeta de amores,
del sufrir de su demencia,
de la valiente imprudencia
de padecer sus ardores.
¿Habrá alivio a sus dolores
con la ciencia más oscura?
Si amar es una locura
eterna que me estremece
y el amor sufriendo crece:
¿para qué quiero la cura?
“Reina en el Amor”
Reina en el amor, amiga tierna
en mis horas más tristes, fiel cayado,
timonel de este barco trasnochado
con el mástil roto y las cuadernas.
Me alumbras el camino cual linterna,
en tumultuoso río eres el vado.
Recibe de este loco enamorado
cálido beso y amistad eterna.
Bendita la pasión que me cautiva
cuando veo tu imagen atractiva,
émula del zafiro y del granate
que escondiera un oriental tesoro,
dulce sonrisa y corazón de oro
cubierta de exquisito chocolate.
“Alma, inocencia, pasión”
Alma, inocencia, pasión
donosura inagotable,
compañera perdurable
hondura de corazón
regocijo, inspiración.
Yo no me merezco tanto.
Voy huyendo del quebranto
del sufrimiento, la pena
la dolorosa condena
de quererte, no sé cuanto.
Pero por más que resisto
a la amorosa tarea
como ola de marea
a tus llamadas asisto
Comprobado el hecho y visto
el caso de amor perverso
por si no encuentras mi anverso
declaro solemnemente
que aunque me tengas ausente
me tendrás en este verso.
“Dejame pulsarte con mis dedos”
Déjame pulsarte con mis dedos
y tu afinado violín dará una nota.
Descubriré tus más ásperos secretos
y cimbrará tu cuerpo con mi boca
Recorreré tu oculta orografía
beberé tus manantiales y tus fuentes
sentirás por un momento que eres mía
presa de mis uñas y mis dientes
Provocaré un alud en tus montañas
que será del volcán ardiente lava.
Me perderé en tu lúbrica maraña
y vendrás a suplicarme ser mi esclava
En el momento del supremo paroxismo
de un millar de palomas oirás el vuelo
se estremecerán todos tus abismos
y un gran himno escucharás venir del cielo.
“Para probar tu carne panetela”
Que no es blanca tu tez sino morena.
Son negros tus ojos, que no azules
y no será apropiado ver los tules
ciñéndote las carnes de verbena.
Yo no veo en tu figura sarracena
un paisaje de nieves y abedules
mas no habrá multitud que no te adule
ese cuerpo precioso de sirena
Déjame probar tu carne panetela
debajo del millar de lentejuelas
que pueblan tu vestido femenil.
Sabrá a canela, azúcar y manzana
alcanfor, azahar y mejorana,
hierba buena, tomillo y toronjil.
1 comentario:
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