“Que fácil es agitar un pañuelo a la tropa solar del manifiesto marxista y la historia del hambre” Así comienza la “Canción en Harapos” que grabó Silvio Rodríguez Domínguez, cuando para el pueblo que lo escuchaba, se avecinaba una época de harapos, como hacía muchos años no la había en Cuba.
Cuenta Silvio, en algún lugar que no recuerdo, pero seguro él sí, como, cuando compuso la canción, le “pidieron” que no la cantara, el argumento fue, más o menos, que algunos de estos pequeños burgueses sobre los que versaba la canción, eran amigos de la Revolución y no convenía la crítica en el momento. La ironía de la vida hizo que cuando, esta canción se grabara, en el disco Causas y Azares, Silvio era ya, espiritual y materialmente hablando, un pequeño burgués.
Esta crítica al pequeño burgués es concebida por un trovador, que había sido un paria expulsado de casi todos los medios que lo utilizan como instrumento de propaganda política. ¿Cuál fue la causa de tal censura? ¿A que se debía que Silvio fuera expulsado de los medios masivos de difusión? ¿Se debió a un simple comentario sobre The Beatles o a causas más profundas, más cercanas a la naturaleza misma del régimen? En ocasiones se ha vinculado la obra de Silvio con el movimiento de la “Canción Protesta”; nada más absurdo. Si se revisa toda su discografía no hay una sola canción de Silvio que haga la más mínima crítica sobre el sistema, no hay la más ligera mención al mal funcionamiento del gobierno, no hay una sola descripción de la situación política, económica o social del país, en 40 años de vida artística del cantautor. Silvio no tiene una sola línea que critique siquiera el mal desempeño de servicios como los taxis o la gastronomía, por mencionar dos de los temas, en los que el gobierno ha permitido alguna crítica, algunas caricaturas, un poco de humor, etc. Las más “atrevidas” críticas de Silvio no pasan de ser rabietas contra los funcionarios que lo limitaron en el desarrollo de su carrera profesional. Una canción de Silvio puede estremecer al público por la historia de los niños en los campos de concentración Nazi, pero no por los niños victimas del derrumbe de su hogar en la Habana Vieja o que viven precariamente en algunas de sus cuarterías. No hay una sola canción, una estrofa, un verso, una opinión, una palabra de Silvio en favor de los millones de cubanos que atraviesan las más graves penurias, ni como artista, (por lo cual no esta obligado) ni como diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular. (por lo cual es su deber) y en los temas en que ha abordado un problema social como la prostitución, tal es el caso de “Bolero y Habanera” o “Flores Nocturnas”, se ha manifestado, en forma moralizante, en contra de las victimas, soslayando flagrantemente las causas que la originan. Entonces ¿Por qué esa fama de poeta maldito?
Por supuesto, como todo texto poético, donde se transmite una idea a través de imágenes y metáforas, una canción se puede interpretar de muy diversas maneras. En una de las estrofas de la Canción en Harapos dice: “Que fácil es trascender con fama de original pero se sabe que entre los ciegos el tuerto suele mandar” ¿Quién es el que trasciende con fama de original, quién es el tuerto que manda a los ciegos, un abstracto pequeño burgués o el Comandante en Jefe Fidel Castro? El mismo Silvio ha dicho que las canciones no están completas hasta que llegan al oído del público. Oda a mi Generación estuvo censurada 35 años y es sólo ahora que puede grabarla en su más reciente disco “Érase que era”. Muchos interpretaron en la canción un reflejo momento histórico, especialmente cuando en la primera estrofa dice: “A los veintisiete días de mayo del año setenta un hombre se sube sobre sus derrotas, pide la palabra momentos antes de volverse loco. No es un hombre, es un malabarista de una generación. No es un hombre, es quizás un objeto de la diversión, un juguete común de la historia con un monograma que dice bufón.” Nadie hubiera definido mejor a Fidel Castro que Silvio en esa estrofa. La bufonada llegó a que, el entonces Primer Ministro, pusiera teatralmente su cargo a disposición del pueblo y luego convirtiera, una vez más, el revés en victoria. (su revés en su victoria) No ha habido un político que haya fracasado más en la historia, ni que haya sabido convertir con mejor acierto estos fracasos en triunfos personales, desde el infructuoso asalto al cuartel Moncada hasta el “Período Especial”, pasando por el descalabro del Granma, el disparate económico de la pretendida diversificación de la economía en los 60, la desastrosa zafra del 70, el Proceso de Rectificación de Errores y Tendencias Negativas, etc. Una larga cadena de estruendosos fracasos, capitalizados en beneficio del mantenimiento de su poder. Ese era el bufón que muchos vieron en “Oda a mi Generación”, el mismo patético bufón que hoy se presenta en la televisión, moviendo los brazos, como un defectuoso muñeco de cuerdas, para demostrar que está vivo y muestra un teléfono para hacer ver como, todavía, dirige los destinos de esta nación.
En Cuba, como suele ser en países gobernados por dictaduras, una obra artística de variadas lecturas no suele ser bien vista por las autoridades, a las que les cuesta mantener dentro de cotas, no muy bien definidas, toda obra creativa. Esa es la causa de que Silvio haya estado sistemáticamente censurado en los medios masivos, es decir excluido de la Radio y la Televisión cubanas durante toda su trayectoria artística, porque, aunque lo utilizan para la propaganda en general, es como el tabaco Habano, el ron Habana Club y las jineteras, un producto destinado al extranjero, una mercancía para la exportación. La razón es que no hay nada más peligroso que una canción “mal” interpretada, como esa que dice “No hay nada aquí: sólo unos días que se aprestan a pasar, sólo una tarde en que se puede respirar un diminuto instante inmenso en el vivir. Después mirar la realidad Y nada más, y nada más.” que se convirtió en la imaginación de mucha gente, en una descripción del inmovilismo que rige un país donde “no pasa nada”, es decir, todo se mantiene en los causes que le ha excavado el dictador. La dictadura prefiere transmitir por la radio a “las damas de la orquesta de salsa que no hacen pensar” y que según Frank Delgado “son una estrategia gubernamental”
No hay nada más peligroso que un cantautor que motiva a la gente a imaginarse cosas, partiendo de un texto que ni siquiera comprenden bien. Conozco a muchísimas personas que consideran “Ojalá” como una canción contra el gobierno porque incluye la frase: “a tu viejo gobierno de difuntos y flores”, de ahí que a Silvio se le sirva a buchitos, en contextos bien controlados como actos políticos en apoyo al régimen y con sus canciones más panfletarias. Luego de pasada la manifestación o la tribuna abierta, se le sumerge en el olvido, como se sumergió en el olvido aquel emblemático ciego, cuyo nombre es Osvaldo Rodríguez y que compuso la “Marcha del Pueblo Combatiente”, para exiliarse no bien se terminada la Marcha..., con un tumbaíto que decía así más o menos: ”Ay! San Silvio, “Ay! San Pablo, resuélvanme un viajecito, porque si no hablo” Ya nadie canta “Vibra la patria entera embravecida… por Cuba y con Fidel, por Cuba y con Fidel, por Cuba y con Fidel nuestra bandera”, que lástima, era una buena marcha, muy a propósito, muy adecuada para arrear el ganado. Yo la recuerdo y todavía me estremezco, me parece que estoy a punto de recibir un huevazo por esto que escribo, entonces me levanto y voy al refrigerador y me cercioro de que, efectivamente, no hay huevos, entonces siento un gran alivio.
Todo estímulo al pensamiento es temido por el dictador y su corte de funcionarios mediocres (“bichejos de rostro enjuto”). Estimular un gusto por Silvio significaría una apuesta a la inteligencia. El gusto por Silvio puede derivar en el gusto por la buena música, por la buena literatura, por las ideas. La afición por Silvio significaría tener que asumir que el público derivara en la devoción de cantautores, poetas e intelectuales que se cuestionan con ojo crítico la realidad cubana. Silvio entraña el peligro de asumir un nomo, transmutado en irreverente hijo de Guillermo Tell, empeñándose en probar puntería en una manzana situada sobre la cabeza de su “padre”. Este nomo (Carlos Varela), asume retos creativos y personales con el objeto de reflejar una realidad que no es para nada el romántico idilio de las canciones de Silvio, como lo hace en la canción “La Política no Cabe en la Azucarera”, esa historia de “un “amigo” que "compró un Chevrolet del 59, no le quiso cambiar algunas piezas y ahora no se mueve” en clara referencia al Comandante y al inmovilismo del sistema y donde luego agrega: “un obrero me ve, me llama artista y muy noblemente me suma a su estatura, anda traficando con dinero de turistas, el tiene cuatro hijos y la vida está muy dura” que es en una irónica insinuación y respuesta a la canción de Silvio “Llover sobre mojado”.
Silvio, representando aquí un modelo de intelectual rebelde, a su manera, rebelde y doméstico, en la forma del caballo que acepta ponerse las bridas pero todavía corcovea, (“A caballo, de tan necesario, me siento más revolucionario”) Silvio como un símbolo de pensamiento independiente, que asume concientemente la defensa del régimen y lo hace en un “valiente” acto de voluntad, podría conducir a la estimación de otros autores menos amables o menos dóciles como por ejemplo Frank Delgado y su “Bolero Nostálgico para Artistas Emigrados”, o Polito Ibáñez y “Para no Pensar” o Buena Fe y “La Zanja”; una canción que trata, sarcásticamente, del medio ambiente, describiendo una zanja albañal donde, la hoja del libro de planificación es un barquito de papel; “zanja que se alimenta de este barrio marginal e histérico, al que la prensa llama tiernamente periférico y si por fetidez la nombran con saña no es su culpa ser espejo de nuestras entrañas”, o por su tema “Guantanamero” donde dicen “como a los pichones cuando abren el pico pa que mamá paloma venga y te alimente, salud y educación toma pa que seas rico, ya lo demás vendrá despacio y lentamente, lentamente” y agregan al final “¿pero pa donde voy a ir, si ya yo tengo mi ley, y en cuatro metros cuadrados mi sueño va ardiendo, ardiendo el fuego del indio Hatuey?” el mismo Buena Fe que, posteriormente, en la canción “Propuesta” de su siguiente disco “Arsenal”, describiendo los tropiezos del amor en moneda nacional, es decir, sin remesas familiares, ni marcharse del país, el personaje le dice a la amada que “espero que te alcance y que te sobre la paciencia y el valor” y declara que “por ahora haré canciones que tan sólo hablen de amor, la censura no conviene para el derecho de autor” y que termina apuntándole a la muchacha “tómatelo bien con calma o hago leña con todo y la palma” en referencia a la canción “El Problema”, donde Silvio plantea de forma idealista y simplista que “el problema no es darle un hacha al dolor y hacer leña con todo y la palma… el problema señor será siempre sembrar amor”.
A través del sendero abierto por Silvio se puede llegar a un matorral llamado Sabina que dice en Postal de la Habana, entre otras cosas que describen la realidad cubana, que "en el desván del alma de la gente dormía Silvio soñando con serpientes y a las barbas de la Revolución le salían más canas cada día y el mañana era un niño que mentía y todos se llamaban Robinsón” o el Sabina que en “Cuando te digo una co te digo la o” expresa: “¿que si nos gustó La Habana? hija mía ¿no nos va a gustar?, a una la reciben con ese Caribe, y ese malecón. ¿Y la gente? legal, supermaja, no sé, diferente y eso que el dichoso bloqueo los dejó, no digo que feos porque feos no son, y hasta el más negrito tiene educación, pero, pobrecitos, flaquitos, flaquitos, y sin libertad. Que tengan la culpa Clinton o Fidel, a mí, mire usted, lo mismo me da.”
Es decir Silvio Rodríguez representa un peligro para el régimen, el peligro de no ir por los trillados caminos que le marcan los políticos y los funcionarios culturales que los secundan, independientemente de la explícita defensa del gobierno que él asume, especialmente de la figura de Fidel Castro. Por eso la relación con las autoridades siempre son tensas, Silvio es de los que se mastican y se mastican pero no se tragan, porque a ellos no se les olvida que fue un “rebelde” victima de la represión y aunque Silvio, como digno representante de la frustrada generación de los 50, parece olvidarlo o parece achacarle la falta a funcionarios venales, los políticos saben perfectamente de que la censura es parte consustancial del régimen y obedece a políticas que se dictaron por el propio Fidel Castro en su famoso discurso Palabras a los Intelectuales del 30 de Junio de 1961, donde quedó establecido el derecho de censura del dictador en nombre del concepto nunca bien definido de La Revolución. Si Silvio ha decidido perdonarlos, el sentimiento no es recíproco y silenciar su arte sigue siendo una práctica sistemática en los medios, porque cuando uno camina por el sendero de la poesía y penetra en el bosque de las ideas, puede encontrar árboles peligrosos, desde Heberto Padilla o Virgilio Piñera hasta Raúl Rivero, y como consecuencia, sus historias; y desde Milán Kundera, hasta George Orwell, Pasternak, Solzhenitsyn o Bulgakov (en mi opinión el más corrosivo de todos los escritores rusos, no por gusto el más silenciado hasta su publicación en la época de la Glasnot) Por el sendero de este Silvio simbólico se llega a macizos frutales como "Fuera del Juego" y "Archipiélago GULAG". Toda poesía es peligrosa, toda poesía, en tanto obra de arte que estimula a pensar, es disidente. En fin Silvio es un tipo muy peligroso aunque él no lo sepa. Por mucho que, a pesar de los palos, mueva la cola para demostrar su lealtad, al amo no se le olvida que el perro tiene dientes.
Pero Silvio ya no es el mismo cantautor en harapos, famoso, más que por sus mal entendidas canciones, por su leyenda de tenis rotos y sucios, su jean requetelavado, su pulóver blanco, su cutis y pelo grasiento por falta de un buen baño y un buen shampoo y su comportamiento rebelde, bocón y mal educado, que es la imagen del Silvio de la época de Canción en Harapos. Ahora dice que él pudiera vivir mejor de lo que vive, en alusión a un nivel de vida por debajo de sus posibilidades económicas y a su “altruismo” representado en su aporte financiero para la construcción de los estudios de grabación Abdala. “que fácil es suspirar ante el gesto del hombre que cumple un deber y regalarle ropitas a la pobrecita hija del chofer” También Bill Gate pudiera decir, con mucha más razón que Silvio, que él pudiera vivir mejor de lo que vive, ni siquiera necesitaría trabajar; su altruismo, su caridad, su solidaridad con los pobres es de muy superior magnitud que la de Silvio en términos financieros, por ejemplo mantiene un fondo para la lucha contra el SIDA en la India de 200 millones de dólares.
Pero resulta que Silvio mismo, sin proponérselo, definió en su Canción en Harapos como es este Silvio que ya no viste harapos. “Desde una mesa repleta cualquiera decide aplaudir la caravana en harapos de todos los pobres; desde un mantel importado y un vino añejado se lucha muy bien; desde una mesa gigante y un auto elegante se sufre también; en un amable festín se suele ver combatir” Este es el Silvio que, hace cuarenta años hacía canciones sobre la guerra en Viet Nam o sobre una Era que parece haber muerto del parto en cualquier selva del mundo, o sobre aquellas llamas que prendían las hierbas de un continente y que sólo dejaron hombres muertos y hierbas quemadas y el mismo Silvio que, hoy, en canciones como Cita con Ángeles y Sinuhé canta sobre todos los crímenes e injusticias que están bien lejos en el tiempo y en la distancia, desde Giordano Bruno hasta la guerra en Irak. “Que fácil es protestar por la bomba que cayó a mil kilómetros del ropero y del refrigerador; que fácil es escribir algo que invite a la acción contra tiranos, contra asesinos contra la cruz o el poder divino, siempre al alcance de la vidriera y el comedor.” El Silvio que, sin embargo, olvida sistemáticamente todos los crímenes y las injusticias que se comenten en su propio país, a unas pocas cuadras de su ropero y refrigerador, de su vidriera y comedor; sobre su pueblo que no sueña con serpientes, sino con barcos, balsas, aviones, embajadas, matrimonios con extranjeros y cualquier otro medio que le permita escapar de aquí. Ese es el Silvio que como aquel personaje de una de sus canciones (“Fábula de los tres hermanos”) sólo mira a lo lejos, a esa línea imaginaria que se llama horizonte, “Pero este chico listo no podía ver la piedra, el hoyo que vencía a su pie y revolcado siempre se la pasó y se hizo viejo, queriendo ir lejos, a donde no llegó” Recientemente declaró que hay canciones que no debió haber grabado nunca, quizás "Canción en Harapos" deba ser una de ellas, porque son de esas canciones que, luego de lanzadas, se convierten en un boomerang.
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3 comentarios:
Grande Papa eres un genio, ni Garcia Marquez podia haberlo hecho mejor
No exageres hijo que la adulación no es buen vista en estos medios, especialmente cuando la recomendación viene de tan cerca.
como les gusta a estos burgueses hablar sobre cuba y sobre fidel me pregunto si es tan malo el regimen y la gente la pasa tan mal por q no hay una revuelta si el apoyo militar y economico exterior sobra para producir un levantamiento financiado q tanto le gustaria al amate este de la libertad burguesa, no se donde vivis vos pero seguro q si llegase a haber un periodo especial como el de cuba se matan a cuchillazos entre si ,fijate lo q produce cada sistema y no te confundas q argentina noes bs as y mucho menos belgrano ni zona norte
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