jueves, junio 28, 2007

“Sabineando”

"Es mentira que sea un caballero cuando nadie me ve"
______________________________________Joaquín Sabina


Hoy he despertado con el sol en la cara
y un regusto de cerveza pernoctando en mi boca
y yo, que ya de joven me salían escaras
con más de cuatro horas en esta cama loca.

Me levanto y del vaso que dejé en la ventana
me refresco el gaznate ardiente como infierno.
Veo con angustia que te han salido canas
en esa foto tuya que tomé aquel invierno.

Sin poder afeitarme me calzo y me visto
y salgo a la calle para dar mi espectáculo
Me gritan los espejos: “Te pareces un cristo
vendiendo indulgencias en el tabernáculo.”

Me detengo un momento a leer el diario
en la vidriera rota de ese pobre estanquillo.
Anuncian que ha bajado el interés nobiliario
mientras las puntocom se llenan los bolsillos.

Como bola por tronera entro a la oficina
el jefe está molesto y me grita: “tarado”
Mientras la secretaria limpia las cortinas
pienso que hay rebajas en el supermercado.

Observando sus piernas, esas dos esculturas
hablo maravillas, negociando una cita,
de su cara, su pelo, su nariz, su cintura,
de su anciano padre y sus tres hermanitas.

Con su más agrio rostro me da calabazas
y hasta de propina algunos improperios:
“Forníquese a su madre en su propia casa
o vaya a hacerse pajas a los cementerios”

En un mar de papeles navego furioso.
remando y remando sin llegar a la orilla.
Atiendo dos clientes y un millar de curiosos.
El culo me duele y no dan más las rodillas.

Luego, como a las cinco, salgo a caminar
y mientras, en mi casa, me espera Soledad,
planeando como un buitre aterrizo en un bar.
No hay mejor inventora que la necesidad.

Como al cuarto tequila, estoy algo mareado,
resbalo en la silla y le doy con el codo
al que bebe cervezas en la silla de al lado
y le pido disculpas pero el que: “ni modo”

Me traba por el pecho como a una falleba,
me sopla un gaznatón que me tiende en el piso.
Veo un millón de estrellas, las tetas de Eva
y los huevos de Adán allá en el Paraíso.

El barman defendiendo a su cliente habitual
me levanta y me lleva a su cuarto de curas
y luego me traslada de urgencia al hospital
pues se ha agotado en casa el hilo de sutura.

Como a los cuatro siglos dicen que estoy mejor.
es decir estoy vivo, aunque no bueno y sano,
que no hallan remedio para este mal de amor:
-“ni con la cirugía”- me dice el cirujano.

Volveré a mi rutina, la añoranza, los bares,
de que ya no me importas haré un simulacro
y mientras en las noches recorra tus altares
me dirán mis recuerdos: “la vida es un atraco.”

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