miércoles, febrero 21, 2007

Sin Arte ni Poética

Humilde les presento esta mi obra,
producto de mis horas de zozobra.
Quizás sea esta mi ofrenda lírica
o las excretas de mi fantasía onírica,
convertidas en repelentes Hojas
con que podréis limpiar las cacas flojas.
Podrían ser también mis Flores del Mal
sino fuera yo torpe animal.
He aquí un poco más de veinte poemas
debatiéndose entre el ritmo y los fonemas
y aunque no prefiera el clamor de las espadas
puede que esta sea mi canción desesperada.

No encontrarán aquí la amada indócil
más bien la osamenta de un organismo fósil.
Les presento esta isla en el mapa
y si la triunfal fecha nos atrapa,
en la ardorosa agonía del suceso
pretendo cargar la isla en peso.

Simple soy como el escolar sencillo
y como el negro ojo del canario amarillo.
Pretendo ser un revisionista Daltónico
demoledor ignaro del aparato fónico.

He sido presa del eternoretornógrafo
vibrando tanto como la aguja de sismógrafo.
Si bien no he estado con Dante en el Infierno
feroz me ha mordido el Cerbero del Averno,
porque siendo yo de una estirpe maltratada
son mis victimarios los de testa acomodada.


No se confunda este himno de amor
con la fanfarria del Enemigo Rumor
y aunque no complazca plenamente al vulgo,
con el monstruo no siempre comulgo,
pues como necio camino a mis soledades
de ellas regreso colmado de necedades,
y pese a que culterano no me considero
puede que espete algún verso gongorero.
Considérenme más que un magnánimo Dador
el dial abierto de un radioreceptor.

Me declaro heredero de la verde luna gitana
y del negro tambor de la selva africana.
Más que pícaro Buscón, soy un Mirón Cubano
adorador de la cerveza y el aroma del Habano
y deléitame más la Rumba que Rimbaud,
gozando la rítmica cadencia del bongó
y si por casualidad me desordeno,
teniendo culpa el amor, no lo condeno.
Ignorante
casi del gran
Maiakovski
le reconozco
la pujanza de un
Igor Visostkii

Para no ser con esta letra injusto,
si original al lector le parecía,
aquí dos tercetos de Darío incrusto.

“Todo quiere imitar el arpa mía
pero como soy débil e inexperto
yo no puedo alcanzar alta poesía.

Llega a mi oído el ritmo del concierto
que nobles vates con maestría inventan
y sabia mano y altitud advierto”

y si con Darío no te atino
te sueno este cervantino.

“Yo, que siempre trabajo y me desvelo
por parecer que tengo de poeta
la gracia que no quiso darme el cielo”

Ya que les parece el pareado recio
aquí les encajo un Serventesio

No son mis versos cultos ni dorados
ni del Céfiro tratan, ni Clorinda,
que estos son hartamente entresacados
de una maraña cruel que se deslinda.

Editarlo no agotará una dorada mena,
aún si habrá de gastar más de una rema.
Si al gusto de la crítica no somete
bien útil pudiera ser en el retrete,
ya que falto de retóricas excelsas
ventajoso sería en estreñidas melsas.
Imprímase, pues, un millón de ejemplares
y sea distribuido en quintas y solares,
que no viendo yo el camino expedito
acaso alcance fama de poeta maldito
y si a alguno causo urticaria o asma,
será que retorna un antiguo fantasma.

Brindo estos folios a los niños yunteros
que fueron otrora hombres jornaleros,
pues siendo fruto de una pasión solitaria
los entrego gustoso a su misión solidaria.

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