martes, octubre 10, 2006

Un crucero rescata a 14 balseros cubanos

Leo con angustia cada noticia de balseros encontrados en el mar, por guardafronteras americanos, mexicanos o guatemaltecos, las busco con ansiedad, con desesperación busco la lista de nombres. Es doloroso, una sensación de vértigo me recorre el cuerpo, tengo hasta nauseas, un salto en el estómago, fueron 8, fueron 10, 12, 6, 15, en una diabólica aritmética que sólo suma. Cada lugar, cada fecha, cada nombre es un tormento. Es especialmente difícil la mención de los heridos, los quemados por el sol, los deshidratados, los que tomaron agua de mar, los que tomaron orine, en fin, los muertos. ¿Cómo es posible que en un país con tantas conquistas para el pueblo, con tantas bondades de su gobierno, con tantas libertades, con tanta salud, educación, cultura, deporte, dignidad, soberanía, las personas prefieran morir en el mar que soportar tanto bienestar? Mis ojos recorren las líneas ávidamente, González, Rodríguez, Pérez, León, Echevarria, Medina, algunos Suárez, todos los Hernández, pero no, esta vez no estoy ahí, todavía no aparezco en la lista, pero ¿quién sabe?, quizás algún día…

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