martes, octubre 10, 2006

Ustedes no desean el retorno de Jones, ¿verdad?

Raúl Castro se pronuncia: “Seguramente, camara­das, que ustedes no desean el retorno de Jones, ¿verdad?”

Al fin y luego de casi dos meses como regente, Raúl Castro se pronuncia públicamente en el Pleno de la CTC y repite los mismos estribillos cantados por su hermano Fidel durante 47 años. Para los que tenían dudas o albergaban alguna esperanza de que soplaran vientos de cambio, ya queda clara la proyección del pensamiento del segundo de a bordo, en este barco haciendo aguas que se hace llamar Revolución Cubana.

Mientras Caleb McCarry hace declaraciones a EFE en las que habla de libertad para los presos políticos, elecciones libres, de no injerencia, ofreciendo apoyo si un gobierno comprometido con la democracia se lo pidiera, mientras el gobierno americano ofrece ayuda al inevitable proceso de transición, que ya ha comenzado aunque Raúl Castro no se haya percatado, en esa persistente cortedad de miras que le caracteriza y que lo ha mantenido en el papel de segundón en que lo impuso su querido hermano durante 47 años; Raúl habla de las intenciones de EEUU de retornar a Cuba al pasado, no sólo al capitalismo sino al capitalismo de 1958, para lo cual al parecer, según se deduce de las delirantes palabras del General, el gobierno norteamericano tendría que devolver a la vida a Batista y todo lo que este representó para Cuba.

“¡Disciplina, camaradas, disciplina férrea! Ésa es la consigna para hoy. Un paso en falso, y nuestros enemigos caerían sobre nosotros. Seguramente, camara­das, que ustedes no desean el retorno de Jones, ¿verdad?
Nuevamente este argumento resultó irrebati­ble. Claro está que los animales no querían que volviera Jones; si la realización de los debates, los domingos por la mañana, podía implicar su regreso, entonces debían suprimirse los debates. Boxer, que había tenido tiempo de coordinar sus ideas, expresó la opinión general diciendo: «Si el camarada Napoleón lo dice, debe de estar en lo cierto».”

Estimado lector, las palabras que acaba de leer no son del discurso de Raúl, son de esa fábula magistral titulada “Rebelión en la Granja” del escritor Inglés George Orwell, en las que solamente deberá sustituirse los “animales” por los “cubanos”, “Boxer” por “Pedro Ross”, “Jones” por “Bush” y Napoleón por “Castro” en cualquiera de sus variantes y tendrá algo como esto:

"Dentro de esa misma lógica absurda actúa el presidente de EU (George W. Bush), cuando dice que en Cuba tiene que haber transición, es decir, un vergonzoso retorno a la basura del capitalismo neocolonial que impusieron en este país exactamente durante 60 años", El objetivo de EU es "llevar a este país a una situación aún más terrible que la existente en diciembre de 1958" y conducirlo "a aquellos tiempos en que la represión, el luto, la humillación, la miseria, el desempleo, el analfabetismo y las enfermedades se enseñoreaban sobre miles de hogares cubanos”, no se puede olvidar "ni un momento" que Cuba lidia "con un enemigo muy poderoso y capaz de acudir a cualquier vía para alcanzar sus propósitos de borrar la revolución de la faz de la tierra sin que quede el más mínimo vestigio de su existencia".

Es asombroso conocer, como Orwell describió, con lujo de detalles, situaciones que no ocurrirían en la historia, sino casi medio siglo después, como la demolición de las estatuas de Lenin (¿o Marx?) representadas por el enterramiento del cráneo de Mayor, el cerdo que antes de morir había inspirado con su discurso aquella rebelión, después de haber sido reverenciado, clavado en lo alto de un poste, durante años por los “animales”, el miedo, la represión, la autocensura, el escamoteo por parte de los dirigentes de los “mandamientos” que rigieron aquella rebelión en sus inicios y de las conquistas que habían alcanzado los animales en su lucha.

«Libertad —decía Orwell en frase memorable— significa el derecho a decirle a la gente lo que no quiere oír». Y él se dedicó a esta tarea con todas sus fuerzas.

Habría que preguntarle a Raúl Castro, ¿Por qué, si está tan seguro del apoyo incondicional de millones de cubanos que tomarían las armas para “recibir” al “interventor” no realiza elecciones en las que se permita a la población elegir libremente a sus gobernantes? ¿No dicen estar absolutamente seguros del apoyo incondicional de los “animales”? ¿Qué tendrían que perder? La respuesta parece estar en la experiencia de todos los dictadores que, confiados en su triunfo, han pasado por la amarga experiencia de ser derrotados en las urnas, verbigracia, Augusto Pinochet. Por otra parte está la experiencia de los millones y millones de soviéticos que desfilaban por la Plaza Roja en “apoyo” al régimen, de ellos 50 millones de “comunistas” y que en el momento de la verdad ni siquiera levantaron la voz cuando se disolvió la URSS y se proscribió el PCUS.

Detrás de esas mentiras se esconde el fracaso. No pueden sostenerse ni un minuto en el poder, si no es mintiendo descaradamente a todo el mundo. No pueden ocultar, sin mentir, que las muy cacareadas conquistas, o nunca existieron o las pocas que si se obtuvieron, gracias al dinero ruso, están desapareciendo bajo el peso de la burocracia y la ineficiencia del gobierno. No pueden ocultar que la famosa reforma agraria que pretendía eliminar el latifundio y entregar la tierra a los campesinos que la trabajaban, no hizo más que aumentar el latifundio estatal ahora más improductivo y más injusto que antes, que la fanfarronada de la diversificación de la economía que nos sacaría de la calamidad de ser un país monoproductor de azúcar, no sólo fue un fracaso que no diversificó nada, sino que además hizo desaparecer hasta la propia industria azucarera, que como demostró Moreno Fraginals en su grandiosa obra “El Ingenio” fue la fragua de nuestra nacionalidad, que la zafra del 70, que pretendía rectificar el error de la “diversificación” para acumular capitales, que nos permitirían desarrollar la industria básica, la base material del comunismo, etc, fue también un fracaso, que la llamada lucha contra la burocracia, que eliminó de un plumazo todos los controles económicos y hasta las escuelas de economistas, fue también un fracaso, que el proceso de rectificación de los “errores” anteriores no rectificó nada y fue un fracaso, que las llamadas salud y educación “gratuitas” (unas de las mayores mentiras del comandante, porque salen del sudor de la frente de los trabajadores cubanos, mientras el comandante las hace aparecer como si fueran arte de magia, conejos sacados de su gorra verde olivo) son cada día peores: cada vez hay menos medicinas, los servicios en los hospitales son inferiores y hay menos médicos porque están trabajando en el extranjero, los muchachos en las escuelas apenas disponen del material más elemental para desarrollar el aprendizaje, los textos que se usan son de pésima calidad y altamente politizados y los maestros “emergentes” sustituyen a los miles de experimentados educadores que dejan de ejercer cada año, ante las dificultades cada vez más crecientes que encuentran en su labor y ante la insuficiencia de los salarios.
El deporte es de laboratorio, que no tiene nada que ver con la “masividad”, que es lo único que justifica en un país tanta inversión en deporte, por los beneficios que este reporta para la salud de las personas. Estos laboratorios deportivos están destinados a la propaganda política y a engrandecer la gloria del comandante. Por eso les duele tanto cuando "desertan" porque el régimen los ve como "soldados".

Los ancianos que llegan a la edad de jubilación no se retiran por que las pensiones que reciben los condenan a vivir en una situación de miseria, peor de la que ya viven y no les queda más remedio que seguir trabajando, a veces hasta la muerte o la invalidez total. Los jubilados se ven en la necesidad de reincorporarse a la vida laboral, o se ven obligados a ejercer trabajos por cuenta propia o entrar en el mercado informal o de contrabando para aumentar sus míseros ingresos. Las mujeres y los negros siguen siendo discriminados, así como los ciudadanos por sus creencias religiosas. Para no hablar de los apagones, la falta de alimentos, los pésimos servicios de agua, alcantarillado, gas, transporte, etc. Todo este inocultable fracaso solo es posible ocultarlo mediante el miedo: “Seguramente, camara­das, que ustedes no desean el retorno de Jones, ¿verdad?”

Les mienten también a la gente cuando les hablan del “socialismo” y les hacen creer que esto que vivimos los cubanos es “socialismo”. Habría que recordarles como el propio Marx señaló que el “comunismo” no podría darse aisladamente en un país o en grupo de países. En “La Ideología Alemana” dice en el epígrafe:

[5. Desarrollo de las fuerzas productivas como premisa material del comunismo]
Con esta «enajenación», para expresarnos en términos comprensibles para los filósofos, sólo puede acabarse partiendo de dos premisas prácticas. Para que se convierta en un poder «insoportable», es decir, en un poder contra el que hay que hacer la revolución, es necesario que engendre a una masa de la humanidad como absolutamente «desposeída» y, a la par con ello, en contradicción con un mundo de riquezas y de educación, lo que presupone, en ambos casos, un gran incremento de la fuerza productiva, un alto grado de su desarrollo; y, de otra parte, este desarrollo de las fuerzas productivas (que entraña ya, al misma tiempo, una existencia empírica dada en un plano histórico-universal, y no en la existencia puramente local de los hombres) constituye también una premisa práctica absolutamente necesaria, porque sin ella sólo se generalizaría la escasez y, por tanto, con la pobreza, comenzaría de nuevo, a la par, la lucha por lo indispensable y se recaería necesariamente en toda la porquería anterior; y, además, porque sólo este desarrollo universal de las fuerzas productivas lleva consigo un intercambio universal de los hombres, en virtud de lo cual, por una parte, el fenómeno de la masa «desposeída» se produce simultáneamente en todos los pueblos (competencia general), haciendo que cada uno de ellos dependa de las conmociones de los otros y, por último, instituye a individuos histórico-universales, empíricamente universales, en vez de individuos locales. Sin esto, 1) el comunismo sólo llegaría a existir como fenómeno local, 2) las mismas potencias de relación no podrían desarrollarse como potencias universales y, por tanto, insoportables, sino que seguirían siendo simples «circunstancias» supersticiosas de puertas adentro, y 3) toda ampliación de la relación acabaría con el comunismo local. El comunismo, empíricamente, sólo puede darse como la acción «coincidente» o simultánea de los pueblos dominantes, lo que presupone el desarrollo universal de las fuerzas productivas y el intercambio universal que lleva aparejado.

[19] Por lo demás, la masa de los simples obreros —de la mano de obra excluida en masa del capital o de cualquier satisfacción de sus necesidades, por limitada que sea— y, por tanto, la pérdida no puramente temporal de este mismo trabajo como fuente segura de vida, presupone, a través de la competencia, el mercado mundial. Por tanto, el proletariado sólo puede existir en un plano histórico-mundial, lo mismo que el comunismo, su acción, sólo puede llegar a cobrar realidad como existencia histórico-universal. Existencia histórico-universal de los individuos, es decir, existencia de los individuos directamente vinculada a la historia universal.

[18] Para nosotros, el comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal al que ha de sujetarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera al estado de cosas actual. Las condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa actualmente existente.

La tergiversación de esta teoría cometida por el camarada Lenin, dio como resultado el fenómeno del Estalinismo, que en mayor o menor grado han sufrido todos los países “comunistas” y que unido al fenómeno del caudillismo latinoamericano ha transcendido en lo que se conoce como Revolución Cubana. Pero ya la historia, con la caída del muro de Berlín y la desaparición de la URSS, se ha encargado de poner las cosas en su lugar y regímenes como el de Cuba y Corea del Norte son sólo aberraciones, producto de la inercia de aquellos años de la guerra fría.

¿Por qué el pueblo de Cuba tolera todavía esta dictadura? Habría que decir que a diferencia de los regímenes establecidos en los países de Europa del Este, el régimen cubano si es “totalitario” ciento por ciento, ni José Estalin, ni Adolfo Hitler, en sus más afiebrados sueños de poder, lograron el control tan absoluto, sobre todo y sobre todos, que ha logrado Fidel Castro. En los países del Europa del Este, se mantuvieron algunas formas de propiedad privada y cooperativa que en Cuba no existen, fueron posibles ciertas formas de expresión de los artistas e intelectuales, proscriptas en Cuba y a las que debemos El doctor Zhivago de Boris Pasternak y Un día en la vida de Iván Denísovich de Alexandr Isáievich Solzhenitsin. Hubo corrientes democráticas y reformadoras dentro de los Partidos Comunistas y no se puede olvidar que, desde La Primavera de Praga hasta la Perestroika, fueron movimientos surgidos desde el seno de esos partidos. En Cuba por el contrario, no habrá nunca ni Glastnot, ni sindicato Solidaridad, ni Vaclav Havel, ni Lech Walesa. Habría que tener también en cuenta el siguiente argumento aportado por Orwell en su genial obra:

“Y, sin embargo, los animales nunca abando­naron sus esperanzas. Más aún, jamás perdieron, ni por un instante, su sentido del honor y el privilegio de ser miembros de «Granja Animal». Todavía era la única granja en todo el condado —¡en toda Inglaterra!— poseída y gobernada por animales. Ninguno, ni el más joven, ni si­quiera los recién llegados, traídos desde granjas a diez o veinte millas de distancia, dejaron de maravillarse por ello. Y cuando sentían tronar la escopeta y veían la bandera verde ondeando al tope del mástil, sus corazones se hinchaban de inextinguible orgullo, y la conversación siempre giraba en torno a los heroicos días de antaño, la expulsión de Jones, la inscripción de los siete mandamientos, las grandes batallas en que los invasores humanos fueron derrotados. Ninguno de los viejos ensueños había sido abandonado. La República de los animales que Mayor pronos­ticara, cuando los campos verdes de Inglaterra no fueran hollados por pies humanos, era toda­vía su aspiración. Algún día llegaría; tal vez no fuera pronto, quizá no sucediera durante la exis­tencia de la actual generación de animales, pero vendría. Hasta la melodía de «Bestias de Inglate­rra» era seguramente tarareada a escondidas aquí o allá; de cualquier manera, era un hecho que todos los animales de la granja la conocían, aunque ninguno se hubiera atrevido a cantarla en voz alta. Podría ser que sus vidas fueran pe­nosas y que no todas sus esperanzas se vieran cumplidas; pero tenían conciencia de no ser como otros animales. Si pasaban hambre, no lo era por alimentar a tiranos como los seres huma­nos; si trabajaban mucho, al menos lo hacían para ellos mismos. Ninguno caminaba sobre dos pies. Ninguno llamaba a otro «amo». Todos los animales eran iguales”

Lo más peligroso de todo esto es que los animales cuando se ven acorralados, sin salida alguna, a pesar del miedo, saltan la cerca, rompen la talanquera, huyen en estampida, arrasan, queman, matan y hoy Cuba se ha convertido en un polvorín, a pesar de la aparente pasividad de la gente, ya no hay un comandante carismático que los sofrene cuando se desbocan, como ocurrió en agosto del 1994, ahora la fiera anda suelta y sin domador y se puede decir que en Cuba, ya perdidas todas las esperanzas como se deduce del discurso del Sub-comandante Castro, pudiera haber el estallido social, que tanto le vaticinaron a todo el mundo, y que acabe con todo y con todos.

Paradójicamente, hoy por hoy, la única fuerza política bajo los auspicios de la cual se pudiera dar una transición pacífica es el Ejército. En definitiva si no va a haber una “revolución de terciopelo”, es preferible que haya una “revolución de los claveles”, antes que haya un estallido general, del cual no se sabe las consecuencias, pero por lo pronto habría más derramamiento de sangre, más luto y dolor para nuestro pueblo y nada más alejado del sentimiento de todos, porque: “Seguramente, camara­das, que ustedes no desean el retorno de Jones, ¿verdad?”

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